LOGAN, Utah (AP) — Un adolescente acusado con alentar a un amigo a matar una joven de 14 años de edad en un complot tramado cuando los chicos jugaban vídeojuegos, fue sentenciado el Miércoles a al menos 15 años en prisión, un año después de que la chica sobreviviera un disparo en la cabeza.
El Juez Brian Cannell elogió a la víctima, Deserae Turner, por “ser indomable” al dictar la sentencia que podría mantener a Jayzon Decker, de 17 años, en prisión de por vida, reportó el Deseret News. Turner dijo en la corte que la bala que todavía se aloja en su cerebro la deja batallando para caminar, vestirse y funcionar a través de dolores de cabeza debilitantes.
“Eres malo. Ojalá esto nunca hubiera sucedido”, dijo, según The Salt Lake Tribune. “Buena suerte teniendo una vida en prisión y recuerda que, por tu culpa, mi vida también es una prisión”.
Su coacusado, Colter D. Peterson, de 17 años, también fue sentenciado de 15 años a cadena perpetua la semana pasada.
Los fiscales dijeron que el par tramó el plan en Febrero del 2017 mientras jugaban vídeojuegos y discutieron su deseo de “deshacerse” de Turner, quien estaba enviando mensajes a Peterson en las redes sociales. La atrajeron al lecho aislado de un canal seco detr´ss de una high school en Smithfield, a unas 90 millas al norte de Salt Lake City, luego le dispararon y la dejaron por muerta en una zanja, dijeron los fiscales.
Decker mantuvo el casquillo de la bala “como un recuerdo”, según los cargos, Los oficiales más tarde la encontraron en la repisa de la ventana de su dormitorio.
La Associated Press no nombra a los acusados menores, pero a los adolescentes se les ordenó enfrentar cargos como adultos. Decker se declaró culpable de intento de asesinato con agravantes y de delito grave de obstrucción a la justicia.
Su abogado, Shannon Demler, había pedido una sentencia mínima más corta, diciendo que el papel de Decker fue menos serio, que tenía un historial limpio, y que era demasiado joven para que su cerebro hubiera madurado completamente.
Su madre, Billie Jean Decker, dijo que lo había conocido como un niño amable que amaba a sus primos y les abría las puertas a las mujeres de la iglesia.
Pero Cannell encontró que el adolescente era legal y moralmente tan responsable del crimen como el chico que apretó el gatillo.
“Intenté leerte hoy. Intenté averiguar si tenías remordimientos”, dijo el juez al acusado. “No sé que es más aterrador, el acto real, o no entenderlo, o la falta de emoción”.
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